La hipótesis del simio acuático.

La teoría convencional sobre la evolución humana afirma que en algún momento en el pasado distante, los ancestros del Homo Sapiens moderno descendieron de los árboles, dejaron los bosques y se mudaron a la sabana. En este ambiente la mayoría de los cambios evolutivos que nos separan de los simios ocurrió. Pero hay una opinión minoritaria en el campo de la antropología que no está de acuerdo. Ellos dicen que en el momento en que nos mudamos a la sabana ya habíamos pasado por una gran parte de la evolución, ya que un cercano antepasado del Homo Sapiens experimentó una fase acuática.

Esto se conoce como la Teoría/Hipótesis del Simio Acuático. Según sus defensores, nuestros antepasados habrían pasado una gran cantidad de tiempo en el agua, quizás la mayor parte del día y habrían comenzado a exhibir ciertas adaptaciones evolutivas a este estilo de vida. Antes de que estos atributos pudieran desarrollarse plenamente, las circunstancias obligaron a salir a los antepasados fuera del agua y adentrarse en la sabana.
Los defensores de esta teoría citan que varios atributos de los seres humanos modernos son compartidos con los mamíferos acuáticos, que no están presentes en los mamíferos de la sabana:

Relativa Calvicie: Otros homínidos están cubiertos de pelo, aunque vengan de las mismas áreas del mundo donde la humanidad evolucionó. ¿Por qué nuestros antepasados perdieron sus abrigos? Según la Teoría del Simio Acuático (TMA) fue porque ellos estaban pasando mucho tiempo en el agua. Como con otros mamíferos acuáticos, todo ese pelo se fue en el camino.

Bipedismo: La habilidad de caminar sobre dos piernas nos da grandes ventajas sobre otros animales, es decir la capacidad de movernos a altas velocidades sin dejar de tener nuestras manos disponibles para el uso de la herramienta (o arma). Pero los partidarios de la TSA dicen que esta adaptación no evolucionó en la sabana, sino en el océano. Una cuerpo vertical daría a nuestros antepasados una ventaja cuando se trata de llegar a la superficie y respirar el aire o mantener sus cabezas fuera del agua cuando vadean en aguas poco profundas.

Grasa corporal: Los seres humanos tienen más grasa que cualquier otro primate y ganan grasa a un ritmo excepcional en comparación con otros mamíferos. Quizás creas que esto es debido a la comida rápida y las horas felices comiendo tus alitas de pollo, pero según la TSA es porque, como las ballenas y delfines, nuestros antepasados fueron mamíferos acuáticos. No es sólo la cantidad de grasa que llevamos, sino donde se distribuye. Gran parte de la grasa es subcutánea, o bajo la piel y, dicen, es más indicativo de un medio acuático.

Grandes cerebros: Algunos defensores de la TSA han insinuado que nuestra relación de cerebro a cuerpo es impresionante debido a un pasado acuático. Dicen que las grasas y otras sustancias que se encuentran en los pescados y mariscos han contribuido a la evolución de un mejor cerebro, y sólo cuando nuestros ancestros comenzaron a pasar más tiempo en el mar este gran cerebro se hizo posible.

Sistema respiratorio: Los defensores del TSA sugieren que nuestra capacidad de controlar nuestra respiración es inusual para un mamífero y más indicativo de aquellos que se han desarrollado en un ambiente acuático. Además, la posición de la laringe parece más como de un mamífero acuático y es diferente de otros mamíferos terrestres.

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